Por Gary Cartwright, EU Today
El jueves por la noche se produjo en Ámsterdam una serie de violentos incidentes que recuerdan los periodos más oscuros del siglo XX.
Los aficionados al fútbol israelíes, que visitaban los Países Bajos para asistir a un partido, se convirtieron en blanco de ataques orquestados aparentemente por facciones pro palestinas.
Estos incidentes, que mostraban claras señales de motivos antisemitas, traen a la memoria pogromos organizados que se creían desterrados del suelo europeo. Los perpetradores, coordinados en sus esfuerzos, persiguieron a estos visitantes en un incidente cuya intención o motivación pocos intentaron disimular o minimizar.
Aumento de los sentimientos antisemitas en toda Europa
Las recientes protestas contra Israel han alimentado la preocupación por el aumento del antisemitismo en toda Europa. Muchas manifestaciones, aparentemente celebradas en solidaridad con los palestinos, han revelado un problema más profundo. En lugar de centrarse en la crítica de políticas, estas protestas han presentado lemas y símbolos que recuerdan actitudes antisemitas.
Cabe destacar que los radicales árabes y los activistas de izquierda a menudo se mantienen unidos, amplificando reclamos que van más allá del disenso político y sugieren un borrado profundo de la memoria y la rendición de cuentas por el Holocausto en algunas partes de Europa.
El rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos reconoció recientemente que su nación no protegió a sus ciudadanos judíos durante el Holocausto. Sus palabras resuenan en medio de crecientes temores de que se repitan los errores del pasado. Sin embargo, el discurso actual sugiere que algunos sectores de la sociedad europea se sienten menos conectados con la responsabilidad de las acciones antisemitas históricas.
A medida que se desvanece la conciencia de las atrocidades del Holocausto, también lo hace el sentido de responsabilidad colectiva, un cambio que deja lugar a preocupantes expresiones de hostilidad.
El clima europeo en general
Los acontecimientos de Ámsterdam siguen a una serie de manifestaciones en toda Europa, en particular desde el 7 de octubre de 2023. Estas protestas suelen incluir lemas como “Del río al mar”, considerado por muchos como un llamamiento al desmantelamiento del Estado de Israel.
Es esencial señalar que estas manifestaciones no se refieren únicamente a los derechos palestinos o a cuestiones humanitarias. Más bien, algunos participantes parecen estar motivados por una ideología que desestima la legitimidad de Israel, lo que aumenta los temores de que resurgieran opiniones extremistas en suelo europeo.
Los observadores se apresuran a señalar que estas manifestaciones rara vez reflejan un interés genuino por el bienestar de los palestinos. En realidad, los civiles palestinos son frecuentemente explotados por grupos radicales en sus propias regiones. Las organizaciones apoyadas por Irán y otras fuerzas ven a los palestinos no como individuos sino como medios para lograr fines políticos. Esta ideología, basada en la promoción de la violencia, tiene como objetivo debilitar tanto a Israel como a sus partidarios en todo el mundo.
Consecuencias políticas
El resurgimiento del antisemitismo tiene importantes implicaciones políticas. En medio de este tipo de incidentes, ha aumentado el apoyo a los grupos políticos de extrema derecha.
Los grupos de extrema derecha, que históricamente propagaron consignas antisemitas en la década de 1930, ahora están encontrando un renovado impulso.
Aunque su retórica ha evolucionado, su base está respondiendo a estos recientes actos de agresión con un deseo de acciones más contundentes, una demanda que los políticos centristas están luchando por satisfacer.
Mientras continúan las manifestaciones antisemitas, los partidos políticos tradicionales pueden tener dificultades para adaptarse a las expectativas del público. Los conservadores han recurrido con frecuencia a condenas generales, mientras que los grupos socialistas han sido criticados por su aparente simpatía hacia las protestas contra Israel.
Este cambio político conlleva sus propios riesgos, ya que podría amplificar las agendas nacionalistas y de ultraderecha en toda Europa. Una consecuencia inesperada podría ser un creciente atractivo para líderes nacionalistas fuertes, aquellos dispuestos a adoptar posiciones decisivas, aunque divisivas.
Dimensiones internacionales
La compleja geopolítica del antisemitismo se extiende más allá de las fronteras europeas. El resurgimiento de Donald Trump en Estados Unidos, el conflicto ruso-ucraniano en curso y las tensiones con Irán crean un panorama turbulento.
Los observadores sostienen que estos factores contribuyen a la vulnerabilidad de Europa a la inestabilidad política y a la explotación de las divisiones sociales.
Rusia, por ejemplo, ve una Europa debilitada como una oportunidad para reafirmar su influencia sobre los antiguos territorios soviéticos, mientras que la influencia de Irán entre los grupos radicales de Medio Oriente apunta a desestabilizar a sus adversarios occidentales a través de fuerzas indirectas.
Las ambiciones de China añaden más complejidad a la situación. Una Europa desestabilizada se alinea con la estrategia de Pekín de fomentar un orden mundial bipolar dividido entre Estados Unidos y China. Estos acontecimientos reflejan patrones históricos en los que las potencias extranjeras explotaron las divisiones dentro de Europa para promover sus agendas geopolíticas.
La urgencia de reconocer los peligros del antisemitismo
Europa se encuentra en una coyuntura crucial. Si no se abordan las tendencias antisemitas, se corre el riesgo de comprometer tanto la dignidad del continente como su seguridad. El antisemitismo, si no se controla, no sólo pone en peligro a las comunidades judías, sino que también pone en entredicho los principios democráticos fundacionales de Europa.
Si Europa quiere preservar sus valores democráticos, la lucha contra el antisemitismo debe ser una prioridad central. Esto exige la cooperación entre los Estados europeos para abordar no sólo los problemas internos, sino también para resistir las influencias externas.
Alinearse con los aliados, apoyar las iniciativas antiterroristas y abogar por un Oriente Medio estable son medidas que contribuirían directamente a la seguridad de Europa. Los dirigentes europeos deben reconocer lo que está en juego y responder con decisión para evitar nuevos incidentes que amenacen tanto a la comunidad judía como a la armonía social en general.
La inacción corre el riesgo de alimentar las agendas extremistas dentro de Europa y fomentar un entorno propicio para futuros conflictos. Las naciones europeas deben tener en cuenta las lecciones de la historia, a medida que se desvanecen los recuerdos del Holocausto y las responsabilidades para evitar que se repita.
Sólo tomando medidas proactivas Europa podrá reforzar su compromiso con un futuro pacífico y democrático que respete a todas las comunidades por igual.