Por Andy Vermant
El 6 de marzo de 2025, tuvo lugar en Limoges una reunión memorable que reunió a rescatistas y supervivientes de la Shoah. El evento se centró en la presentación del libro "Más fuerte que el miedo", que contiene 36 conmovedores retratos de personas que salvaron vidas durante la Segunda Guerra Mundial. Exactamente 80 años después del fin de este trágico capítulo de la historia, los participantes reflexionaron sobre la valentía y la solidaridad.
Retratos poderosos de valentía
El libro, presentado durante el evento, destaca las desgarradoras historias de héroes de toda Europa. Estos retratos ofrecieron a los asistentes una visión de la vida cotidiana y los desafíos que enfrentaron quienes lo arriesgaron todo para salvar a otros, sirviendo como un vívido homenaje a su valentía y unidad.
Testimonios conmovedores
En el Museo de la Resistencia de Limoges, supervivientes del Holocausto y un rescatador compartieron experiencias y recuerdos personales con el público. Estos emotivos relatos causaron un profundo impacto, subrayando la perdurable relevancia de estas conmemoraciones. A continuación, se ofreció una recepción que permitió a los asistentes conectar e intercambiar historias hasta bien entrada la noche. El evento despertó un gran interés, por lo que fue necesario reservar con antelación.
Malgorzata Quinckenstein, autora de Más fuerte que el miedo
Un recordatorio vital de la conexión humana
Esta reunión única enfatizó la importancia del recuerdo y demostró cómo los vínculos humanos trascienden las divisiones históricas.
Los justos que salvaron a niños judíos
La ceremonia en honor a los Justos de las Naciones —personas no judías que rescataron a judíos durante el Holocausto— fue un conmovedor homenaje a la valentía, la compasión y el poder de la unidad. Estos héroes de la resistencia, a menudo ciudadanos comunes, arriesgaron sus vidas para esconder, alimentar y proteger a niños judíos de la maquinaria de exterminio nazi. Sus acciones siguen siendo una brújula moral que sigue inspirando.
¿Quiénes eran los justos?
El título de Justos entre las Naciones lo otorga Yad Vashem, el centro conmemorativo del Holocausto de Israel, a quienes rescataron a judíos de la humanidad sin obtener un beneficio económico. Entre los 28,000 reconocidos a nivel mundial, muchos son reconocidos por salvar a niños. La enfermera polaca Irena Sendler sacó clandestinamente a más de 2,500 niños judíos del gueto de Varsovia, a menudo ocultándolos en maletas o bajo el suelo de los tranvías. En los Países Bajos, figuras como Johannes Post y Hetty Voûte organizaron redes clandestinas para colocar a niños en familias de acogida o conventos, a veces bajo identidades falsas.
Métodos de rescate: Creatividad y colaboración
Salvar a niños requería valentía e ingenio descarnados. Algunos fueron escondidos mediante trampillas secretas o tras falsos muros; otros fueron albergados en escuelas clandestinas o instituciones religiosas. En Bélgica, los monasterios colaboraron con grupos de la resistencia para albergar a cientos de niños. Los Justos falsificaron documentos, consiguieron raciones de comida y enseñaron a los niños oraciones cristianas para evitar ser detectados. Muchos también preservaron la identidad judía de los niños guardando diarios, fotos u objetos religiosos, con la esperanza de que pudieran reunirse con sus familias.
Lazos que abarcan generaciones
El evento destacó los vínculos que unen a los rescatadores con los sobrevivientes para toda la vida. Eliezer (Eddy) Goldstein, quien se escondió con una familia holandesa de niño, compartió cómo sus rescatadores se convirtieron en "nuevos padres", incluso después de la guerra. "No solo me dieron un escondite, sino también amor en tiempos de odio", dijo. Para los descendientes de los rescatadores, este legado sigue vivo. La nieta de un granjero francés honrado como Justo recordó: "Mi abuelo siempre decía: 'Solo eres humano si te preocupas por un extraño'".
Un legado moral para el futuro
La ceremonia enfatizó que estas historias no son reliquias del pasado, sino lecciones para el presente. Los escolares leyeron cartas escritas por niños escondidos durante la guerra: textos llenos de miedo y esperanza. La historiadora Dra. Eva Moraal señaló que los rescatadores a menudo actuaban con valentía cotidiana, no como héroes, sino como personas que se negaban a mirar hacia otro lado.
Esta unidad trasciende el tiempo y las fronteras. Jóvenes holandeses e israelíes colaboran en proyectos de historia oral, inmortalizando a los Justos en archivos digitales. Iniciativas como el Kindermonument de Ámsterdam, que lleva los nombres de 18,000 niños judíos asesinados, vinculan el pasado con las luchas contemporáneas contra la discriminación.
Un puente entre generaciones
El evento concluyó con un llamado a la memoria activa. Citando el Talmud, un orador declaró: «Quien salva una vida, salva al mundo entero». En una era de polarización, los Justos nos recuerdan el poder de los pequeños actos: una puerta abierta, una comida compartida o una mano tendida en la oscuridad. Su legado nos reta a construir puentes, no a pesar de, sino gracias a nuestra humanidad compartida.
Esta historia de conexión, afirmó la declaración final, no es un punto final, sino una brújula. «Al elegir preocuparse, desafiaron la lógica del odio. Esa es su lección inmortal para todos nosotros».
El rescate de familias judías en Limoges: resistencia colectiva contra la persecución
Limoges, en la región francesa de Nueva Aquitania, es famosa por su histórica resistencia a la opresión. Durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de la ocupación nazi y de Vichy, la ciudad se convirtió en refugio para cientos de familias judías. Sus ciudadanos —clérigos, médicos, maestros y agricultores— se unieron en una red de solidaridad silenciosa pero poderosa. Su valentía colectiva no solo salvó vidas, sino que también simbolizó la unidad cívica en una época fracturada.
Limoges: un bastión de resistencia
Tras la invasión alemana de 1940, Francia quedó dividida en zonas ocupadas y zonas de Vichy. Limoges, inicialmente bajo el régimen de Vichy, sufrió una intensificación de las incursiones nazis contra los judíos a partir de 1942. Miles de refugiados judíos, incluidos niños, buscaron refugio. Los habitantes de la ciudad, arraigados en las tradiciones republicanas y antifascistas, se negaron a someterse a la persecución.
La Red de Rescate: Iglesia, Resistencia y Ciudadanos Unidos
Los esfuerzos de rescate en Limoges fueron el resultado de una colaboración sin precedentes:
El papel de la Iglesia Católica: El obispo Louis-Paul Rastouil y el clero convirtieron conventos, iglesias y escuelas en santuarios. El Convento de la Providencia ocultó a decenas de niños judíos bajo nombres falsos. Las monjas les enseñaron los rituales católicos, pero preservaron en secreto su identidad judía.
Resistencia civil: Médicos como Jean-Baptiste Lebrat y profesores organizaron redes clandestinas. El grupo de resistencia Francos Tiradores y Partisanos proporcionó documentos falsos, cartillas de racionamiento y casas de refugio. Los ciudadanos acogieron a niños, a menudo haciéndose pasar por familiares de ciudades bombardeadas.
Solidaridad con la comunidad judía: Grupos como Œuvre de Secours aux Enfants (OSE) se asociaron encubiertamente con residentes no judíos para contrabandear niños desde campamentos como Drancy a Limoges.
Actos de valentía
La familia Chansigaud escondió a tres hermanos judíos en su granero, compartiendo escasas raciones y alertándolos sobre las patrullas.
El profesor Marcel Deprez se negó a entregar las listas de asistencia, declarando: “Todos mis alumnos son franceses”.
La enfermera Marguerite Pelletier proporcionó atención médica a judíos ocultos y saboteó los registros nazis para retrasar las deportaciones.
Incursiones y traiciones
A pesar de los esfuerzos, el peligro acechaba. Una redada en febrero de 1943 tuvo como objetivo a hombres judíos. Aunque muchos escaparon gracias a las advertencias de la resistencia, 26 fueron arrestados y deportados. La tragedia conmovió a la ciudad: «Por cada uno que se lleven, salvaremos a diez», prometió un combatiente de la resistencia.
Legado y Memoria
Yad Vashem reconoció a decenas de limogesanos como Justos, entre ellos el obispo Rastouil y el Dr. Lebrat. El Memorial de la Resistencia de la ciudad honra a los niños rescatados y a sus salvadores.
En 2021, Rachel Cohen, de 93 años, quien se escondió en un convento como "Marie", compartió: "Las monjas susurraban mi verdadero nombre por la noche, diciendo: 'Nunca olvides quién eres'. Mis rescatadoras eran personas comunes que eligieron ser extraordinarias".
Limoges: un faro de luz
Los rescates en Limoges demuestran que la resistencia no necesita ser armada. Se nutría de la desobediencia civil, el ingenio y el liderazgo moral. Como escribió el historiador Patrick Cabanel: «Aquí, el régimen de Vichy no solo fue combatido, sino derrotado moralmente».
Los habitantes de Limoges nos recuerdan que la solidaridad no conoce fronteras de fe, clase social ni origen. Su legado infunde vida al lema de Francia: Libertad, Igualdad, Fraternidad. En una época de creciente odio, su historia es un llamado a la vigilancia: «Salvar a un niño es salvar el futuro».
Portadores de la antorcha del mañana
La Junta de la Conferencia de Reclamaciones salvaguarda el pasado a la vez que ilumina el futuro. Sin su esfuerzo, innumerables sobrevivientes carecerían de reconocimiento. Su labor promete a las generaciones venideras que la memoria y la justicia perdurarán.
De Estados Unidos a Europa, de Israel a Sudamérica, sus nombres perduran: Abraham Biderman, Yitzhak Pindrus, Marc Eisenberg, Dvorah Serrao, Elaine Culbertson, Gloria Golan, Andrew Baker, Matthew Bronfman, Alan Pines, Daniel Rosen, Etta Zimmerman, Ariel Zwang, Herbert Block, Johanna Guttmann, Michael Hilsenrath, Michael Newman, Raymond VJ Schrag, Alon Schuster, Daniel S. Mariaschin, Seth Riklin, Adriaan Cohen, Marie van der Zyl, Glenys Lindenberg, Aviva Ptack, Colette Avital, Abraham Rosental, Roger Cukierman, Pierre-Francois Veil, Jorge Knoblovits, Haim Vitaly Ben Yaakov, Oleg Mortkovich, Claudia Fellus, Mariano Schlimovich, Raya Kalenova, Ariella Woitchik, Nina Bassat, Robert Goot, Doron Almog, Yaakov Hagoel, Jack Jacobs, Arieh Lebowitz, Harold Jacobs, Mary Kluk, Max Arpels Lezer, Stefanie Seltzer, Sara Friedman, Ronald Lauder, Paul Anticoni, Michael Helfgott, Sergio Bergman, Carole Sterling, Mark Dainow, Abraham Lehrer, Julius Berman, Esther Farbstein, Miriam Griver, Menachem Hacohen, Dalia Itzik, Gita Koifman, Jona Laks, Ilse Melamid, Menachem Rosensaft, Melita Ŝvob, Gideon Taylor, Elie Valk. Gracias a su dedicación, la Conferencia de Reclamaciones sigue siendo un bastión de esperanza y justicia.
Este artículo fue publicado originalmente en indegazette.be